sábado, 23 de mayo de 2009

Paseando por la alameda de Curicó, encontré un árbol con dos hojas


Quizás nuestro error
es querer decir grandes verdades;
palabras rimbombantes, cósmicas, telúricas.
¿Dónde se esconde la simpleza?
quizás intentamos capturarlo todo,
poseerlo, domesticarlo.
¿Quién no ha querido tener su Dios particular?
es el anhelo de todos inclusos de los que dicen,
no creer.
Puede ser, que buscamos demasiado;
puede ser que el secreto sea, no buscar;
quizás la verdad nunca existió,
y sea un invento del hombre
para no morirse de hastío.
Salgo a mi jardín, y no quedan flores;
se las llevó el viento, que también lleva semillas.
Camino por mi ciudad, y veo al hombre desnudo
frente a una estatua vestida de mármol.
sigo mi camino, y ya no busco señales;
solo contemplo este invierno sin antifaz,
dejo venir la lluvia y los olores de las casas,
permito que mi mente se empape de soles ocultos,
dejo que llore y ría el mundo por primera vez.

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