Mis hermanos delincuentes, no saben
Que cuando la semilla fue fecundada,
la olvidó el viento y el agua;
la gran voz de los hombres
derrama sus múltiples quejas,
sus razones, sus verdades, sus leyes.
¿Qué, ingrediente fue olvidado?
¿Qué, de tanto que aprendemos y nada sirve?
¿Que de tanto vivir se nos va muriendo?
Revolquemos la harina y el agua
y encontremos la sal enterrada en el fuego;
la lágrima en el primer primate que sintió compasión.
la primera historia de amor en esta tierra.
Es que nos hemos alejado tanto de la piedra y el agua
nos hemos internado tanto en el sueño;
desandemos el camino y hablemos,
bajemos a la fuente primaria de todo
Y hagamos un pacto.
Tu y yo nada sabemos
Tu y yo nos necesitamos desesperadamente.
Es que necesitamos tanto sentir
Sentirnos vivos, sentirnos unos a otros y a los otros
Sentirnos adentro reunidos como la primera vez
que nos fue dada la vida:
Fresca, primaria, única y apreciada;
con esa admiración suprema ante el primer aliento
después del sueño eterno;
mis hermanos delincuentes no lo saben,
pero a ellos también les amamos;
y nunca debimos ocultarlo.
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