viernes, 29 de mayo de 2009

La semilla y el viento: un antiguo pacto


Mis hermanos delincuentes, no saben

Que cuando la semilla fue fecundada,

la olvidó el viento y el agua;

la gran voz de los hombres

derrama sus múltiples quejas,

sus razones, sus verdades, sus leyes.

¿Qué, ingrediente fue olvidado?

¿Qué, de tanto que aprendemos y nada sirve?

¿Que de tanto vivir se nos va muriendo?

Revolquemos la harina y el agua

y encontremos la sal enterrada en el fuego;

la lágrima en el primer primate que sintió compasión.

la primera historia de amor en esta tierra.

Es que nos hemos alejado tanto de la piedra y el agua

nos hemos internado tanto en el sueño;

desandemos el camino y hablemos,

bajemos a la fuente primaria de todo

Y hagamos un pacto.

Tu y yo nada sabemos

Tu y yo nos necesitamos desesperadamente.

Es que necesitamos tanto sentir

Sentirnos vivos, sentirnos unos a otros y a los otros

Sentirnos adentro reunidos como la primera vez

que nos fue dada la vida:

Fresca, primaria, única y apreciada;

con esa admiración suprema ante el primer aliento

después del sueño eterno;

mis hermanos delincuentes no lo saben,

pero a ellos también les amamos;

y nunca debimos ocultarlo.

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