Quise a un río imperceptible y me olvidó
El amó también a los otros
Amé mucho a un árbol taciturno en el fondo del patio
A una rosa roja que había en mi jardín.
Amé mucho a la gente, además,
Pero hoy ya no me acuerdo de nada
Porque te vi.
Y todo lo demás fue superfluo, fatuo.
Pero también aprendí
Que en ti estaban el rió, el árbol y los otros
Que no es preciso desangrarse por todos,
Si no amar intensamente a alguien
Y todo lo demás se dará por añadidura…
Y aún después de haber vivido medio siglo
Sigo amando el amor
Mi alma sigue esperando la música
Que la llevará hasta el corazón del dios, de los sueños irrealizados
O quien sea, que me quite esta tremenda necesidad de amar.
No quiero desvelar a nadie
Pero anoche tuve un sueño,
Y en el, mis dedos eran gotas de agua
Que escurrían por mi jardín buscando una rosa,
Mis ojos eran semillas arrastradas
Por un viento inmemorial,
Que nunca supo ni sabrá que yo también estuve aquí.
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